Supermercados, Valientes
Quizá la noticia más interesante del día de ayer, no se le ha prestado apenas atención por los medios de aquí. Los supermercados en UK utilizarán una base de datos del gobierno de 1,5 millones de compradores vulnerables para ayudar a priorizar los espacios de entrega durante la pandemia de coronavirus. Las cadenas de supermercados e hipermercados británicos se dieron cuenta de eso, y hablaron con el Gobierno.
El Gobierno inglés sabe dónde viven los millones de discapacitados del Reino Unido, y de ellos y ellas ha seleccionado los más “graves”. El Instituto Nacional de Estadística (INE) tiene previsto publicar en 2021 una nueva encuesta para actualizar los datos sobre personas con discapacidad en España, que publicó en 2008 con cifras de 2007. Entonces había en España más de 3,8 millones de hombres y mujeres con discapacidad que suponían casi el 9% de la población. Hoy casi todos esos hogares están censados.
Las cadenas de supermercados británicas comenzarán a escribir a las personas en la lista en unos días. Los hogares de alto riesgo tendrán prioridad. Hogares donde viven personas mayores solas, o familias con autistas, o con personas enfermas…
Las cadenas de supermercados a nivel mundial tienen ahora una labor social sin antecedentes en la historia moderna de occidente. En contra de lo que se percibe, están respondiendo mayormente de una forma espectacular, inédita y sobresaliente. Y en concreto, de los países más afectados por el coronavirus, las cadenas de distribución de alimentos y bebidas españolas están siendo las mejores, y así hay que decirlo. Posiblemente a nivel mundial, en cuanto a medidas que se dirigen a la sociedad las cadenas británicas están en el top (hablaremos también de ellas cuando pasen muchos años, cómo han reaccionado socialmente a la pandemia).
El ,martes 10 de marzo, la Comunidad de Madrid decretó el cierre de los colegios. Aquello, que era absolutamente necesario, provocó “la defensa de la tribu”. Cerrar los colegios significa que algo va mal, muy mal. Hubo un alud de consumidores que inundó los supermercados. Evidentemente los lineales de muchos artículos se vaciaron, y esta pandemia hipertelevisada, hiperguasapeada, fue vista por todos y todas desde sus móviles. Esas imágenes de lineales vacíos precedían al fin del mundo en la psique colectiva, lo cual provocó más avalanchas.
Y ahí estuvieron las cadenas de supermercados e hipermercados españolas, francesas, alemanas, y demás que operan en este país. Aguantaron las avalanchas, y los varios cientos de miles de compatriotas que se quedaron en sus puestos de trabajo con una responsabilidad inusual, aguantaron nuestros miedos, nuestras fobias, nuestas avalanchas, nuestros malos modos, y nuestras absoluta y vergonzosa insolidaridad que tuvimos, y que a golpe de aplauso a las 8 desde los balcones endulzamos en nuestra consciencia.
Cientos de miles de cajeros y cajeras, encargados, reponedores, operadores logísticos, limpiadoras, guardas de seguridad, directivos, estuvieron ahí, aguantando.
Estamos nosotros, nosotras, nuestros hogares, los gobernantes, los fuerzas de seguridad, los médicos, enfermeras, bomberos…etc, y nuestros supermercados. Y déjenme que les cuente algo, fueron los supermercados por delante de los gobiernos (desbordados y aturdidos), los que unilateralmente tomaron la situación sin ayudas prácticamente ni de los gobiernos ni de la propia población, los que desde su talento, entendieron que debían proteger a sus empleados, decretar distancias, que tuvieran preferencia para el acceso a sus tiendas colectivos vulnerables, . el personal sanitario, fuerzas de seguridad, bomberos y personal de atención social. Suplicaron a la población espaciar la compra a lo largo del día y no a la hora de apertura del establecimiento. Nos pidieron que por solidaridad, realizaramos la compra con agilidad y rapidez. Y nos pideron que no sobrealmacenaramos y que fueramos solidarios y lejos de aprovechar la situación para subier precios hiceron justo lo contrario que hubieran hecho otros sectores (ya saben de quiénes les hablo, o deberían saberlo), mantener los precios. No solo eso, muchos desviaron sus presupuestos de marketing no a publicitar sus ofertas sino a informar y animar a la población.
Y todo eso, insisto lo tomaron sin apenas ayuda de los gobiernos ni de las poblaciones.
Las tiendas se han repuesto de una forma extraordinaria, y la cadena de suministro española, ha estado a una altura que en ningún país del mundo ha estado.
Como lo han estado los fabricantes, operadores logísticos, agricultores, ganaderos…. La sociedad de la distribución ha estado a altura que espero que cuando pase todo esto, se les rinda el homenaje que merecen, y que sus comportamientos, responsabilidad y profesionalidad sean tatuados en la memoria, y estudiados en las universidades.
Y por supuesto hay que elevar un monumento a los mercados de abastos, a las tiendas de barrio, a las pescaderías, a las carnecerías, a los pequeños autónomos que han aguantado ahí.
Por cierto, mientras miles de tiendas de alimentacion chinas, eludían su responsabilidad social y echaban el cierre, de tal modo que los consumidores tenían que desplazarse en muchos casos más distancias, aumentando el riesgo de contagios. ¿Han visto muchos medios hablando de este detalle?
Y me gustaría tener unas palabras en especial con esos cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que nos han soportado a esta sociedad que no hemos estado a la altura, y que por mucho que aplaudamos a las 20.00 todos los días desde nuestros balcones, hemos demostrado que realmente solo nos interesa (salvo, claro excepciones), nosotros y nuestra tribu. Las avalanchas a los supermercados (en todas partes del mundo), y el acaparamiento absolutamente insolidario nos retrató.
Los directivos de los supermercados e hipermercados de este país han estado a una altura sin precedente. En muchos países, en sus declaraciones de estados de alarma, sus presidentes (miren el ejemplo de Trump), no se dirigió a la nación desde una sala vacía frente a un plasma, sino que lo hizo rodeado de los CEOS de las principales empresas de distribución de alimentos y bebidas.
Los directivos y mandos intermedios españoles del sector de la distribución de alimentos y bebidas, así como sus grandes asociaciones, han dado un ejemplo al mundo de cómo deben hacerse las cosas, y desde luego sitúan al Retail español a la vanguardia mundial.
Sin tiempo apenas de reacción, reconstruyeron sus estrategias, se obsesionaron con adaptar sus cadenas de sumistro para que fueran galácticamente eficientes, seguramente apenas durmieron y fueron conscientes del momento histórico que estaban viviendo tanto en el aspecto social como profesional. Y si se dan cuenta, a diferencia de otros sectores y cómo han reaccionado estos en estados de demandas masivas de la población o de crisis, los ejecutivos del sector de la distribución de alimentación y bebidas, han entendido que las cuentas de resultados podían esperar, las personas no.
Se han dotado urgentemente de medidas internas para reforzar la salud y seguridad de sus trabajadores (evidentemente siempre se podía hacer mejor en algún caso), pero lo han hecho en un escenario bélico y a una velocidad extrema. Prácticamente de la noche a la mañana hemos empezado a ver s mamparas de metacrilato de protección/separación en la sección de cajas de todos los supermercados, y otras medidas encaminadas para la protección de los trabajadores.
Los empleados de los supermercados han estado en la primera línea del coronavirus, mientras los demás nos quejábamos de nuestro aburrrido confinamiento. Han estado expuestos al peligro, y a nuestra insolidaridad, y lo han hecho de una forma excepcional. ¿Han visto ustedes hablar de bajas masivas de estos empleados y empleadas al verse ante el peligro? Se han mantenido ahí de una forma heroica y emocionante, con un sentido de la responsabilidad inaudito . Han doblado turnos agotadoramente, y si cabe lo han hecho con una sonrisa en la cara que no nos merecíamos, por cómo nos portamos y nos seguimos portando presas y presos de un pánico iracional e insolidario.
Estas personas, mileuristas en muchos casos, han estado ahí durante horas, todos los días y cada día han regresado a sus casas, han cruzado las puertas de sus hogares, sin saber si eran portadores del virus e iban a contagiar a sus familias. Y al día siguiente se han despertado, han cogido sus vehículos o se han subido al trasporte público, y a la hora correcta, cuando se abrieron las puertas, han estado ahí haciéndose cargo de la responsabilidad histórica y social que tenían.
Laureano Turienzo. Consultor & Asesor empresas retail
Fuente: Retailnewstrends